Solía ser un centro turístico de verano pero desde hace solo unos pocos años empezó a llamar la atención por sus atractivos de invierno. Un día, y por razones que nadie se explica, las ballenas Francas decidieron mudarse allí. Se estima que la razón de los hechos es por las características físico-estructurales de la zona, ya que como es un golfotas profundidades del océano no son tantas y allí las ballenas logran criar a sus hijos sin movimientos abruptos de las mareas ni depredadores que amenacen a sus crías.
Un espacio que convoca a la gente tanto en verano como en invierno, es una tentación demasiado atractiva para algunos capitales interesados en explotarlo comercialmente, sin embargo, tras muchas idas y venidas, se ha decidido sabiamente dejarlo como esta y declararlo "Paisaje Protegido":
Un paisaje protegido gracias a la acción de la Fundación Patagonia Natural: la playa El Doradillo, en Puerto Madryn, el único sitio de la costa continental desde el que se pueden avistar ballenas francas australes.
Realizamos un avistaje desde la playa donde distinguimos los movimientos de una madre junto con su ballenato.
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